Si tuvieramos que crear un “paseo de la fama de las trampas a las tragamonedas”, estaría protagonizado por dos estrellas del robo a casinos: el "Thomas Edison" de las trampas, Tommy Carmichael y Dennis Nikrasch, un hombre que logró hackear al Strip de Las Vegas para llevarse una gran fortuna a lo largo de dos décadas.

En este artículo repasaremos la mitología alrededor de las máquinas tragamonedas y las trampas que se usaban para obtener grandes premios, con una advertencia: nada de lo que se incluye en este artículo sirve para los slots actuales, que han sabido sofisticar sus medidas de seguridad para evitar las triquiñuelas.

Las trampas de cuando las tragamonedas eran mecánicas

En efecto, en épocas pasadas, las máquinas tragamonedas eran completamente mecánicas. Esta característica permitía la implementación de diversas estrategias fraudulentas mediante mecanismos que buscaban tanto agilizar la obtención de premios como directamente vulnerar los sistemas de entrada y salida de la máquina para extraer el dinero.

Cabe mencionar que estas tácticas son hoy en día consideradas parte del folclore. Las máquinas figuran siempre entre los juegos más elegidos y por eso están sumamente reguladas.

Trampas con monedas

Inicialmente, un método común para engañar a las máquinas era utilizar discos metálicos que simulaban monedas, engañando al mecanismo para que creyera que se había introducido dinero real. A medida que los sistemas de detección se volvieron más avanzados, se comenzó a emplear monedas alteradas.

En muchos casos, el detector óptico operaba de manera independiente al comparador físico. Los estafadores aprovechaban esto introduciendo simultáneamente una moneda modificada junto con un objeto de dimensiones similares. La moneda alterada era rechazada, mientras que el objeto quedaba dentro, activando el juego.

Por último, se ideó la "moneda yoyó", que llevaba un hilo adherido para extraerla después de ser insertada. Sin embargo, estas estrategias resultaban generalmente poco eficaces, ya que solo lograban extender la duración del juego hasta conseguir un premio.

Cegar el sensor con una varita de luz

Es sorprendente pensar que algunas personas utilizaban un simple dispositivo luminoso para intentar conseguir premios máximos. Al parecer, ciertos individuos conocían métodos para manipular las máquinas tragamonedas en establecimientos como bares.

La estrategia consistía en utilizar una fuente de luz intensa para interferir con el sensor óptico de la máquina, impidiendo así que esta registrara correctamente las monedas introducidas. El objetivo era confundir el mecanismo de conteo, haciendo que la máquina perdiera el control sobre cuándo debía otorgar premios.

Monkey Paw, la patita del mono

Este ingenioso mecanismo estaba compuesto por una barra metálica curvada unida a una cuerda de guitarra. El creador de este dispositivo lo introducía por la abertura de ventilación de la máquina tragamonedas, manipulándolo hábilmente hasta lograr presionar el interruptor que controlaba el depósito de monedas.

La complejidad y audacia de este método reflejan el grado de sofisticación al que llegaron algunos intentos de fraude en las máquinas tragamonedas.

Se sofisticó el mercado y crecieron las trampas de software

En ocasiones, los casinos se han enfrentado a la imposibilidad de pagar premios de tragamonedas progresivas debido a errores de software. Esto inspiró a algunos jugadores a explotar estas fallas para obtener beneficios ilícitos.

Estos individuos desarrollaron patrones de apuestas específicos para confundir a las máquinas y activar errores que desencadenaran pagos injustificados. La prevalencia de estas prácticas fraudulentas a lo largo de los años podría haber resultado en la denegación de ganancias legítimas a jugadores honestos.

Otra técnica sofisticada implicaba la sustitución del chip del ordenador de la máquina. Este método consistía en reemplazar el chip original por uno modificado que otorgaba premios al introducir una secuencia específica de movimientos.

Grandes nombres del robo a tragamonedas

La gran parte de los juegos dentro del casino son prácticamente inviolables y dependen enteramente de la suerte. Dicho esto, hay algunos juegos como el póker y el blackjack, que dependen en algún punto de la habilidad.

Las tragamonedas no tienen nada de habilidad, el juego consiste en un sorteo mecánico (o, más recientemente, algorítmico) que permite una ganancia. Sin embargo, hubo dos nombres en la historia de los robos a los casinos que lograron usar sus habilidades para sacarle rédito a las tragamonedas de forma ilegal. Estos nombres son Carmichael y Nikrasch. Se suman a un listado más grande que incluye a Ronald Dale Harris y Louis Colavecchio, entre otros.

Tommy Carmichael

Carmichael fue pionero en el uso de una varita de luz para manipular los premios, convirtiendo pequeñas ganancias en grandes recompensas. También fue el creador de la herramienta conocida como "Monkey Paw", que hemos descripto anteriormente en este artículo. Aunque fue descubierto y tuvo un paso por prisión, se reivindicó y trabajó en conjunto con los casinos para evitar que otros hicieran lo que él había hecho.

Dennis Nikrasch

Es onsiderado uno de los mayores estafadores de casinos en Las Vegas. Aprovechando sus habilidades como cerrajero, estudió el funcionamiento interno de las tragamonedas para manipular sus microchips. Formó un equipo de cómplices para sustituir los chips originales por versiones alteradas en múltiples máquinas de Las Vegas.

Aunque logró apropiarse de más de quince millones de dólares, finalmente fue descubierto y encarcelado durante varios años. Murió apenas seis años después de salir de prisión, con 68 años de edad.